He probado muchos lenguajes a lo largo de años construyendo productos. Cuando salió Node.js me entregué por completo: el event loop era revolucionario, JavaScript en todas partes tenía sentido y la comunidad era apasionada. Con él lancé productos reales, pero a medida que los proyectos crecían sentí el peso del callback hell, el caos de paquetes y las largas discusiones sobre TypeScript. Fue divertido, pero dejó de escalar con la misma simplicidad.

Rails también fue una gran experiencia. Podía construir MVPs rapidísimo gracias a la filosofía de convención sobre configuración. Funciona hasta que las capas de abstracción comienzan a filtrarse y se complica entender qué ocurre debajo del capó. Aun así la comunidad sigue siendo fantástica y DHH es un referente para muchos desarrolladores.

Probé Elixir con Phoenix por su elegancia y por el modelo de actores, ideal para aplicaciones en tiempo real. Pero pronto comprobé que encontrar talento y mantener proyectos muy especializados puede ser un reto si no tienes un equipo grande. Phoenix brilla en escenarios de alta concurrencia y comunicaciones en tiempo real, pero no siempre es la opción más práctica para equipos reducidos.

También exploré Rust. Lo respeto profundamente, es potente y seguro, pero su curva y detalles como las anotaciones de lifetimes pueden frenar la velocidad de entrega cuando lo que necesitas es montar una API o un servicio rápido. Ahí fue cuando Go empezó a encajar de verdad en mi flujo de trabajo.

No me enamoré de Go por ser cool, sino porque me dejó trabajar sin interponer demasiadas complejidades. Es aburrido en el mejor sentido: sintaxis mínima, sin metaprogramación mágica, código claro y tipado que evita muchos errores tontos. Go falla rápido; si escribes algo mal el compilador te lo dice de inmediato, y una vez que compila confías en que correrá y lo hará de forma eficiente. Las herramientas son de primera, los tiempos de compilación son ridículamente cortos, la cross-compilation es sencilla y los despliegues son predecibles. Mantener código en Go suele ser una experiencia placentera.

Por supuesto no es perfecto: el manejo de errores puede sentirse repetitivo y los genéricos llegaron tarde. En la práctica ninguna de esas limitaciones me ha impedido entregar soluciones con rapidez. Por eso Go sigue siendo mi opción por defecto cuando hay que producir y escalar manteniendo la sencillez.

En Q2BSTUDIO aplicamos esta filosofía práctica en proyectos de desarrollo de software a medida y aplicaciones a medida. Construimos APIs, servicios backend, herramientas internas y soluciones a medida usando tecnologías que permiten entregas rápidas y mantenimiento eficiente. Somos especialistas en inteligencia artificial, ciberseguridad, servicios cloud aws y azure y ofrecemos servicios de inteligencia de negocio y Power BI para que nuestros clientes transformen datos en decisiones.

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En resumen, vuelvo a Go porque me permite seguir rápido, confiable y escalable. En Q2BSTUDIO combinamos esa pragmática técnica con experiencia en software a medida, IA para empresas, ciberseguridad, servicios inteligencia de negocio y soluciones cloud para entregar productos que funcionan en producción y crecen con las necesidades del negocio. Me interesa saber si otros han recorrido un camino similar: cuál es el lenguaje que más confían cuando toca entregar en tiempo y forma.