Empezar mi trayectoria como desarrollador junior fue emocionante pero desafiante. Recién salido de la universidad quería aplicar lo aprendido en el mundo real y me sentía con energía para enfrentar proyectos complejos. Sin embargo, como la mayoría de los que comienzan, cometí errores que ralentizaron mi progreso y, a veces, generaron frustración. Al mirar atrás, entendí que esos fallos fueron oportunidades de aprendizaje. A continuación comparto los cinco errores que más me marcaron y lo que aprendí de cada uno.

1. No preguntar lo suficiente. Al inicio pensaba que debía tener todas las respuestas y evitaba hacer preguntas por miedo a parecer inexperto. Pasé horas atascado en tareas que podían resolverse en minutos con una aclaración. En desarrollo de software y en proyectos de aplicaciones a medida la colaboración es esencial. Aprendí a formular preguntas claras, explicar lo que ya había intentado y pedir orientación cuando llevaba un tiempo razonable intentando resolver algo.

2. Ignorar buenas prácticas de control de versiones. Traté a Git como algo prescindible y realizaba commits sin mensajes adecuados o trabajaba directamente en la rama principal. Esto produce caos en equipos: cambios difíciles de rastrear, conflictos y riesgo de perder trabajo. Me dediqué a aprender flujos de branching, merges, pull requests y la importancia de las revisiones de código. Hoy sé que el control de versiones es una mentalidad que garantiza colaboración y responsabilidad.

3. Escribir código sin pensar en la mantenibilidad. Mucho de mi código en los primeros proyectos simplemente funcionaba pero era difícil de leer y modificar. El software se lee y se modifica muchas más veces de las que se escribe. Adopté buenas prácticas como nombres de variables significativos, funciones modulares, DRY y principios SOLID. Escribir código mantenible reduce la deuda técnica y mejora la productividad del equipo.

4. Subestimar la importancia de las pruebas. Al principio consideraba las pruebas como opcionales y confiaba en pruebas manuales superficiales. Saltarse tests trae bugs, regresiones y comportamientos inesperados en producción. Empecé a incorporar pruebas unitarias, de integración y automatizadas con frameworks adecuados. Las pruebas no solo previenen errores sino que actúan como documentación sobre el comportamiento esperado del sistema.

5. No aprender de forma continua. Pensé que la educación formal y las habilidades básicas bastaban. Me limité a completar tareas asignadas y eso frenó mi crecimiento. La tecnología avanza rápido: frameworks, herramientas y buenas prácticas cambian constantemente. Me comprometí con el aprendizaje continuo mediante documentación, blogs, cursos en línea, webinars y comunidades de desarrolladores. Esto amplió mi capacidad para afrontar proyectos complejos y aportar más valor.

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Conclusión: ser desarrollador junior implica una curva de aprendizaje pronunciada y cometer errores es parte del camino. No preguntar, descuidar el control de versiones, escribir código no mantenible, saltarse las pruebas y dejar de aprender son errores comunes que pueden evitarse. Aprovecha cada fallo como una lección, busca apoyo en equipos expertos como Q2BSTUDIO y enfócate en crecer constantemente para convertirte en un desarrollador más confiable y eficaz.