El escándalo Signalgate que envolvió al Secretario de Defensa de Estados Unidos Pete Hegseth en marzo parece ser sintomático de una actitud más amplia de laxitud respecto al uso de aplicaciones de mensajería no aprobadas por parte de funcionarios y empleados, según concluye un informe del Comité del Senado. El comité examinó si era necesario clarificar las normas existentes sobre el uso de aplicaciones no controladas, si Hegseth cumplió esas reglas al usar Signal y si sus acciones eran indicio de una cultura más extendida de uso inseguro de aplicaciones dentro del Departamento de Defensa DoD.

El informe centrado en el uso de Signal por parte del Secretario confirma que dos horas antes de una operación militar contra Yemen el 15 de marzo, Hegseth compartió detalles operativos en un grupo de Signal con 19 personas, entre ellas un periodista agregado por error. El documento señala que al enviar información sensible desde un dispositivo personal y emplear una aplicación no aprobada se violaron políticas de seguridad, aunque evita determinar si la información estaba clasificada en ese momento porque considera que un alto cargo debía juzgarlo personalmente.

Un segundo informe de contexto detecta la existencia de comunicaciones paralelas dentro del DoD, incluyendo el uso extensivo de aplicaciones de videoconferencia durante la pandemia de Covid 19. La evidencia es limitada y parcialmente redactada, lo que dificulta calibrar la gravedad de las filtraciones. Por ello el comité recomienda una evaluación más exhaustiva del uso de apps no sancionadas en el DoD, y apunta a que auditorías antiguas difícilmente capturan prácticas que por definición se registran en dispositivos personales.

En resumen, aunque no hay pruebas de que el uso de apps no autorizadas sea sistemático, sí parece suficiente para que en algún momento se produzca una brecha grave. Entre las causas detectadas está la falta de alternativas cómodas y aprobadas, lo que empuja al personal a elegir aplicaciones ajenas a los controles oficiales. El comité propone desarrollar aplicaciones aprobadas, implantar programas de formación sobre normativas de comunicación y limitar la autoridad de usar mensajería no controlada a personal superior y circunstancias específicas.

Este caso refleja un problema conocido en el mundo empresarial desde hace años: la proliferación de dispositivos personales BYOD, la shadow IT y ahora la aparición de soluciones de IA que se integran sin control. Las aplicaciones no gestionadas, incluyendo las que presumen de cifrado de extremo a extremo E2EE, pueden convertirse en canales paralelos que socavan políticas de seguridad, cumplimiento y conservación de datos.

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Además, ofrecemos servicios de ciberseguridad y pentesting para identificar canales de comunicación paralelos, evaluar la exposición de información sensible y definir medidas correctoras. Combinamos estas capacidades con servicios cloud aws y azure, inteligencia de negocio y soluciones de power bi para visibilidad y análisis, agentes IA y estrategias de ia para empresas que automatizan controles y mejoran la detección de anomalías.

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El caso Signalgate recuerda que la tecnología por sí sola no garantiza seguridad si falta gobernanza, formación y soluciones alineadas con las políticas de la organización. Adoptar aplicaciones corporativas diseñadas a medida, reforzar la ciberseguridad y aprovechar inteligencia artificial y servicios en la nube de forma controlada son pasos clave para evitar que una filtración aislada se convierta en un incidente mayor.