En este artículo explicamos cómo pasar de una arquitectura monolítica a una de microservicios sin tocar una sola línea de la lógica existente aprovechando los principios de la arquitectura Onion o Clean y la Inversión de Control IoC.

Por qué empezar por un monolito: en proyectos greenfield es habitual que las fronteras de servicio no estén claras inicialmente. Construir primero un monolito bien diseñado reduce riesgos técnicos y de negocio. Un monolito diseñado con la Onion/Clean architecture ofrece separación de responsabilidades entre dominio, servicios de aplicación e infraestructura, lo que facilita más adelante extraer límites como microservicios.

Reglas de diseño para facilitar la futura extracción: diseñar límites de servicio pensando en que cada uno pueda vivir por separado; usar esquemas de base de datos separados por boundary si se emplea base relacional; evitar transacciones, joins o claves foráneas que crucen varios límites; y modelar las llamadas entre límites como llamadas HTTP incluso dentro del monolito. Para desarrollo local y despliegue inicial se usa un reverse proxy que resuelve nombres de servicio a la misma aplicación, permitiendo luego reasignar esos nombres a contenedores distintos cuando se migre a microservicios sin cambiar código de aplicación.

Inversión de Control y módulos IoC: cada boundary debe agrupar sus bindings en un módulo IoC que enlace interfaces con implementaciones. El contenedor IoC actúa como composition root en tiempo de ejecución, inyectando dependencias y conectando capas. Al encapsular las dependencias por boundary conseguimos que la extracción de un módulo y su puesta en marcha en un proceso independiente sea trivial.

De monolito a microservicios sin refactor: la transición consiste en crear una composition root por microservicio. Cada microservicio inicia su propio contenedor IoC cargando solo los módulos que le pertenecen. Con una función factory que reciba nombre, puerto y lista de módulos se puede levantar cada servicio independientemente. El código de dominio y servicios no cambia, solo cambian los puntos de composición y la infraestructura de despliegue.

Empaquetado y CI CD: para mantener un solo repositorio y evitar duplicar código se puede usar un Dockerfile común con argumentos de compilación que especifiquen el entry point y que ejecute un script que elimine carpetas no necesarias para ese servicio concreto. De ese modo cada imagen solo contiene el código relevante. En el pipeline se construyen imágenes por servicio y se decide redeploy solo si el digest de la imagen ha cambiado, lo que reduce despliegues innecesarios y acelera iteraciones.

Orquestación y despliegue: Kubernetes o una plataforma similar se encarga de exponer cada servicio, gestionar descubrimiento y escalado. La complejidad asociada a múltiples servicios se traslada al CI CD y a la plataforma de infraestructura, manteniendo la simplicidad del desarrollo diario que sigue pareciendo trabajar sobre un monolito desde el punto de vista del equipo.

Beneficios prácticos: menor riesgo inicial, mayor velocidad en las primeras etapas, límites de servicio más maduros y definidos, posibilidad de sustituir implementaciones infraestructurales sin tocar lógica de negocio, y una transición escalonada hacia microservicios con mínimo coste de refactor.

Ejemplo de casos reales: proyectos que comenzaron usando CosmosDB y migraron a PostgreSQL pudieron hacerlo creando un nuevo módulo IoC para la nueva base de datos y cambiando únicamente la composition root, sin modificar dominios ni servicios.

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Conclusión: diseñar un monolito con principios Onion/Clean y una estrategia de composición por módulos IoC permite una futura extracción de microservicios sin cambios en el código de negocio. La clave está en empujar la complejidad operativa a la capa de CI CD y a la infraestructura, mantener límites claros y utilizar contenedores y orquestación para hacer la transición incremental y segura.